El viernes, 11 de junio, el Cottolengo de Málaga celebró su día: la festividad del Sagrado Corazón y una de las mejores noticias que podía celebrar este día es, como afirma el director de la Casa del Sagrado Corazón, Patricio Fuentes, «la vuelta poco a poco de los voluntarios, que no han podido entrar desde que empezó la pandemia».
«Cada vez que llega a la Casa un voluntario, previamente vacunado, es una fiesta de sonrisas, guiños y aplausos, porque aunque todavía eso de abrazarse tiene que estar controlado, la mascarilla no impide que se vea el brillo de alegría en los ojos tanto de voluntarios como de acogidos en este hogar. Y es que, aunque no han perdido el contacto durante este tiempo, los voluntarios que llevan muchos años viniendo son una parte fundamental del Cottolengo de Málaga. Cocinan, cosen, planchan, acompañan al médico, a pasear y dan todo su cariño como lo harían unos padres con sus hijos».
Voluntarias de cocina en Cottolengo de Málaga J. LUQUE
El Cottolengo de Málaga, como explica Fuentes, es: «donde entran los últimos, los que no pueden ir a ningún otro sitio. Recientemente están llegando bastantes personas con dependencia y discapacidad porque las listas de espera son de años en los casos urgentes. Por lo que cuando no hay opciones y les han cerrado todas las puertas, las de la Casa del Sagrado Corazón siempre están abiertas. Y es aquí donde vemos cómo las personas reaparecen y vuelven a sonreír al sentirse queridas y que son importantes para alguien, mientras llega su recurso o su plaza, que les corresponde como derecho de todos los ciudadanos. Por ello, el Cottolengo de Málaga es absolutamente necesario y necesita la ayuda de todos más que nunca, ya que, al vivir exclusivamente de la providencia, la pandemia ha tenido un impacto económico muy importante».
Apúntate a la nube
Aunque la providencia siempre llega, poco antes de que comenzara la pandemia, pusieron en marcha una campaña para aumentar el número de donantes que pudieran aportar diez euros al mes. Y como cuenta la subdirectora de la Casa, Susana Lozano, «hace poco una señora se acercó y me dijo que se había “apuntado a la nube”. Con el trajín de la Casa no era capaz de descubrir a que se refería, pero le dije que: “me parecía muy bien que se hubiera apuntado a la nube”. Cuál no sería mi sorpresa al llegar al despacho y ver colgado uno de los carteles de la campaña que diseñó para nosotros gratuitamente el estudio creativo La Madre de los Beatles, en el que se leía: “Dona una nube al día para el Cottolengo de Málaga” en el que se juega con este tipo de café tan malagueño, y quería decir que puedes ayudar mucho por menos de lo que cuesta un café al día. En ese momento, no pude evitar sonreír, al darme cuenta de que la nube a la que se había apuntado la señora era a donar 10 euros al mes al Cottolengo de Málaga».
En la actualidad, el Cottolengo de Málaga acoge a 42 personas, de las que un 60 por ciento supera los 65 años, aunque la más joven tiene 13 años y la más mayor 95. Pero si hay algo que caracteriza a esta casa es que pretende ser un “hogar de paso”, como explica la subdirectora. «Desde principios de año han salido de la Casa 14 personas:11 adultos y 3 niños. Esas mismas personas son las que han entrado, ya que hasta que no salen unos no pueden entran otros en esta Casa del tiempo y la acogida, como nos gusta considerarla, ya que aquí se permite a las personas que se tomen el tiempo que necesitan para recuperarse, para rehacer sus vidas o simplemente para comer y sentir que para nosotros y para el Señor son importantes, son los primeros. Recuerdo un señor que vivió aquí un par de años y, tras un coma diabético, no podía hablar y se pasaba los días sin comer, pero poco a poco entre trabajadores y acogidos, le dábamos la comida a cucharadas y recuperó sus fuerzas, su sonrisa y muchas de sus palabras».
Como afirma Lozano, «a este señor lo trajo a la Casa el párroco de uno de los pueblos de la Axarquía. Pero no fue el único, son muchos los residentes que llegan de la mano de los párrocos, porque no hay otro lugar para ellos».
El Vicario para la acción caritativa y social de la Iglesia de Málaga, Juan Manuel Ortiz Palomo, todavía recuerda cuando «hace unos años, siendo párroco de Cómpeta me tocó “llamar” a la puerta de esta Casa para pedir ayuda para un señor para el que no existía ningún recurso social por su edad y su perfil. Y como ha ocurrido desde el principio, las puertas del Cottolengo de Málaga se abrieron para ese hombre, para incorporarlo a la gran familia que vive en ese hogar, para darle una nueva oportunidad a quien parecía que tenía cerradas todas las puertas. Por eso y ante la fiesta del Sagrado Corazón, se nos presenta una nueva oportunidad de dar gracias a Dios por este hogar donde el amor de Dios por sus preferidos, por sus hijos más necesitados, sigue siendo una hermosa y esperanzadora realidad. Dios bendiga a todos y cada uno de los miembros de la gran familia de Cottolengo».
Hay varias maneras de participar o inscribirse llamando al teléfono 633 75 97 50 o 952 31 74 43, rellenando este formulario o entrando en la página web: casadelsagradocorazon.es, descargando el cupón y haciéndolo llegar al Cottolengo de Málaga o solicitando dicho formulario en la propia Casa. También se puede colaborar a través de de BIZUM con el código 01788.