Una carrera solidaria, adornos navideños para los balcones o las prácticas de unos alumnos; cualquier excusa es buena para ayudar a la Casa del Sagrado Corazón, el Cottolengo de Málaga, el hogar de los que no tienen nada ni a nadie y con el que se puede colaborar a través de casadelsagradocorazon.es.
Cuando Elena Blázquez, profesora del Instituto Fernando de los Ríos y voluntaria de la Casa del Sagrado Corazón, pensó que sus alumnos del Grado Superior de Animación Socio-deportiva, hicieran las prácticas en el Cottolengo, no esperaba el éxito que está teniendo, ya que tanto acogidos como alumnos, están deseando que lleguen los jueves. «Imparto una asignatura dedicada a la actividad física para las personas que están en exclusión social, por lo que este lugar se ajusta perfectamente a la materia, -explica Blázquez- ya que estas personas, en cuanto a su condición física, no tienen mucha posibilidad de mejora, pero a nivel emocional, social y cognitivo, es muy importante para ellos. Los acogidos se divierten y se mueven; y los alumnos, por su parte, también reciben muchísimo y están aprendiendo que el mundo de las personas mayores es más lento: la forma de hablar, de expresarse, etc. El primer día querían llegar y hacer muchas dinámicas, pero pronto se dieron cuenta del trabajo que supone sacarlos, abrigarlos, reunirlos en el patio…».
A raíz de estas prácticas, dos alumnas están colaborando como voluntarias en la Casa del Sagrado Corazón. Y, tanto María Chulián como Nuria Soto, coinciden en que «está siendo una experiencia maravillosa y muy gratificante».
Toda ayuda es buena, como explica el director del Cottolengo de Málaga, Patricio Fuentes ya que «no recibimos ninguna subvención pública. Por ello, para nosotros es tan importante cuando la gente se suscribe a una cuota mensual, aunque sea solo de 10 euros al mes, que supondría 120 euros al año. Pero así sabemos que contamos con un dinero fijo, con el que poder mantener esta Casa, ya que como cualquier familia tenemos que pagar la luz, el gas, el agua, etc.».
Un hogar cuyas puertas siempre están abiertas cuando todas se cierran, como sabe bien Adama Katile, que llegó al Cottolengo de la mano del sacerdote Ángel Antonio, director del centro «Ntra. Sra. de la Merced» de Cáritas Diócesana de Málaga. Katile, cuenta la subdirectora, Susana Lozano, «necesitaba recuperarse de una dolencia muy grave en una pierna. Y, a pesar del proceso médico tan duro que lleva, llama la atención lo colaborador, cariñoso y alegre que es. Siempre tiene muy buen ánimo para tirar de su vida, mucha esperanza en que su pierna se cure y poder ponerse una prótesis. Siempre está dispuesto a ayudar a cualquiera».
Alumnos del Grado Superior de Animación Socio-deportiva J. DE LA MORENA
Llegó a Málaga hace 40 años, imagínate dice Katile, «llegué de Malí en patera cuando Felipe González era presidente. Desembarcamos en Tarifa y estuvimos varios días escondidos en un vertedero. Recuerdo que el dueño del lugar se asustó mucho cuando nos vio y salió corriendo. Pero luego nos trajo zapatos, ropa, dinero y nos ayudó a llegar a Roquetas de Mar, en Almería, donde empecé a trabajar en el campo». Tras varios años, vino a Málaga, donde ha estado mucho tiempo trabajando de albañil, y recuerda que «con el último dinero que gané, le compré un coche a mi hijo, que es muy trabajador y del que me siento muy orgulloso. Estoy muy agradecido a esta Casa por tener un techo y un plato de comida cada día, eso vale mucho. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Entonces es cuando empezamos a valorarlo, pero ya es tarde».
Al igual que Katile, comenta la hermana franciscana clarisa Lisymaria, «las cerca de 40 personas que residen en esta Casa no han tenido una vida fácil, por ello, estamos muy agradecidos a la solidaridad de los malagueños», como es el caso del Real Club Mediterráneo que, por tercer año consecutivo, celebra su carrera de San Silvestre a beneficio del Cottolengo de Málaga. Como novedad, esta edición contará con modalidad de adultos e infantil. La carrera será el domingo 26 de diciembre y ya está abierto el plazo de inscripción al que pueden acceder a través de la web del RCM.
Por su parte, la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Málaga ha lanzado, por segundo año consecutivo, una campaña de balconeras solidarias con las que vestir los hogares esta Navidad. Las balconeras, de lona-vinilo, han sido diseñadas por el dibujante Pachi Velasco Fano inspiradas en el Sínodo convocado por el papa Francisco con el deseo de caminar juntos como Iglesia, y se pueden adquirir en las tres librerías religiosas de la ciudad, desde las que se facilitará la venta presencial y online: Librería Diocesana, Librería Nazaret y Librería Renacer.
Esta es la vida en la Casa del Sagrado Corazón, un verdadero hogar para los que no tienen nada, y un lugar en el que la ternura De Dios, llega de la mano de tantos voluntarios y personas que trabajan y ayudan a que pueda seguir siendo el Cottolengo de Málaga.